El conflicto entre Israel y Gaza ha captado, especialmente desde octubre de 2023, una atención desproporcionada en los medios internacionales, eclipsando tragedias humanitarias de igual o mayor magnitud en otras partes del mundo. A pesar de que existen evidencias sólidas de genocidios en curso en regiones como Darfur (Sudán), Tigray (Etiopía) o la persecución a cristianos en Nigeria, la conversación global permanece centrada casi exclusivamente en Gaza.
Este fenómeno plantea interrogantes legítimos:
¿Por qué Gaza domina la narrativa mediática global?
¿Existe un sesgo ideológico en la percepción de este conflicto?
¿Es Gaza realmente un genocidio según el derecho internacional?
¿Qué es el genocidio? – Una definición legal
La Convención para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio (1948) define el genocidio como:
«Cualquiera de los actos cometidos con la intención de destruir, total o parcialmente, a un grupo nacional, étnico, racial o religioso como tal».
Los elementos clave son:
- Intención específica de destruir un grupo.
- Actos como asesinatos, lesiones, traslados forzosos, hambruna inducida, esterilización forzada, etc.
- No basta con muertes civiles masivas en un contexto bélico: debe probarse intención genocida explícita.
¿Es Gaza un genocidio?
A pesar de la magnitud del sufrimiento civil en Gaza —más de 50.000 muertes, escasez crítica de alimentos, desplazamientos masivos— el caso no cumple de manera concluyente con los requisitos legales del genocidio, según expertos en derecho internacional.
- Israel sostiene que sus acciones están dirigidas contra Hamas, un grupo considerado terrorista por múltiples países, y no contra el pueblo palestino como tal.
- La Corte Internacional de Justicia ha admitido un caso por posible genocidio, pero no ha emitido un fallo condenatorio ni ha determinado aún la existencia de intención genocida.
- El debate sigue abierto, pero el término se ha usado políticamente más que jurídicamente.
Conflictos ignorados con características genocidas claras
Sudán – Genocidio en Darfur

- Desde 2023, las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF) han perpetrado masacres contra los masalit, un grupo étnico no árabe.
- Cifras estimadas: 150.000+ muertos, desplazamientos masivos, violencia sexual sistemática.
- Reconocido como genocidio por EE. UU., organizaciones internacionales y múltiples ONGs.
Etiopía – Genocidio en Tigray
- Entre 2020 y 2022, el conflicto entre el gobierno etíope y el Frente de Liberación de Tigray dejó entre 500.000 y 800.000 muertos, incluyendo víctimas por hambre inducida y violación masiva como arma de guerra.
Nigeria – Persecución contra cristianos
- En el “Middle Belt”, grupos islamistas han asesinado a miles de cristianos en ataques sistemáticos. El grupo Boko Haram, por ejemplo, ha declarado abiertamente su objetivo de erradicar el cristianismo en Nigeria.
- Genocide Watch clasifica la situación como “fase de exterminio”.
La narrativa palestina como instrumento político
Muchos sectores de la izquierda internacional han adoptado la causa palestina como símbolo de resistencia anticolonial. Esta identificación ideológica ha transformado un conflicto nacional-territorial en una lucha de “opresores vs. oprimidos” con fuerte carga emocional y simbólica.
¿Por qué esto preocupa?
- El discurso antisionista, legítimo en términos políticos, a menudo deriva en expresiones abiertamente antisemitas disfrazadas de solidaridad.
- Se ignoran los abusos sistemáticos cometidos por Hamas, como el uso de civiles como escudos humanos, ejecuciones públicas y represión interna.
- La narrativa convierte a los judíos israelíes en un monolito de culpabilidad, reproduciendo estereotipos históricos peligrosos.
¿Y los países árabes vecinos?
Paradójicamente, los vecinos árabes de Gaza (Egipto, Jordania, Líbano, Siria) no reciben refugiados palestinos de forma abierta. Muchos han mantenido campos de refugiados durante décadas sin otorgar ciudadanía ni integración real.
Esto evidencia que:
- La solidaridad regional con Palestina es más retórica que práctica.
- La causa palestina se instrumentaliza como herramienta geopolítica y de propaganda, sin compromisos reales de solución o acogida.
Conclusión
La tragedia de Gaza es real, pero la narrativa internacional ha sido moldeada más por factores ideológicos que por criterios objetivos de derechos humanos. Mientras tanto, genocidios documentados en África y Asia continúan en el olvido mediático.
Para avanzar hacia una defensa auténtica de los derechos humanos, es necesario:
- Evaluar cada caso con base en evidencia jurídica, no en emociones o ideologías.
- Visibilizar todos los genocidios, no solo los que sirven como bandera política.
- Separar la crítica legítima a las políticas de un Estado, de la demonización de un pueblo.
La causa palestina no debería ser una excusa para promover el odio contra los judíos, así como la legítima defensa de Israel no debería justificar abusos contra civiles. La justicia exige equilibrio, verdad y memoria para todos los pueblos.





