El caso de Evandro, un misterio que persiste
En abril de 1992, un niño de seis años, Evandro Ramos Caetano, desapareció en Guaratuba, Brasil. Su historia es un oscuro relato de horror, tortura y errores judiciales que aún resuena en la sociedad brasileña.

Un día salió de la escuela para ir a casa, a solo 150 metros de distancia. Pero nunca llegó. Su madre, preocupada, comenzó a buscarlo, pero el tiempo se convirtió en su enemigo.

Cinco días después, el cuerpo de Evandro fue encontrado en un bosque cercano. La escena era macabra: el pequeño había sido mutilado y le faltaban varios órganos. La brutalidad del crimen dejó a la comunidad en shock y desató una ola de especulaciones.
La investigación comenzó rápidamente, pero estuvo plagada de errores. La policía apresuró las acusaciones sin pruebas concretas y, en un giro escalofriante, se vinculó el crimen a un supuesto ritual satánico. Así nació el mito de «Las brujas de Guaratuba».

Siete personas fueron acusadas, incluyendo a Beatriz Abagge, hija del entonces alcalde. Las confesiones fueron obtenidas bajo tortura, pero durante años se ignoraron las evidencias que apuntaban a un grave error judicial.

En 2018, el periodista Ivan Mizanzuk lanzó un podcast titulado «El Caso Evandro», donde reveló grabaciones que mostraban cómo las confesiones fueron forzadas por la policía. Esto reavivó el interés público y puso en tela de juicio todo el proceso judicial.

A lo largo de los años la lucha por la justicia continuó. En 2023, el Tribunal de Justicia de Paraná anuló las condenas de los acusados, reconociendo que habían sido torturados para confesar un crimen que no cometieron. ¡Una victoria tardía pero crucial!

A 32 años del crimen la memoria de Evandro sigue viva. Su historia es un recordatorio escalofriante de cómo el miedo y la superstición pueden distorsionar la verdad y llevar a la injusticia.

¿Quién fue realmente responsable? El caso sigue abierto a especulaciones y teorías. ¿Fue un ritual satánico o un trágico error? La verdad puede que nunca se conozca completamente, pero la lucha por justicia continúa.