Abubakari II y la hipótesis del viaje a América: mito, evidencias y narrativas modernas

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En los últimos años ha ganado cierta popularidad la teoría según la cual Abubakari II, mansa (emperador) del Imperio de Malí a inicios del siglo XIV, habría llegado a América aproximadamente dos siglos antes que Cristóbal Colón. Esta afirmación, repetida en redes sociales, documentales de dudosa base académica y ciertos discursos culturales contemporáneos, ha despertado interés y, a la vez, un intenso debate en la comunidad historiográfica.

La versión tradicional del relato

Según el cronista árabe Al-Umari, Abubakari II habría organizado una expedición naval para explorar el océano Atlántico, motivado por el deseo de descubrir qué había más allá del horizonte. El relato sostiene que la primera flota enviada por él regresó con la noticia de fuertes corrientes marinas que impedían el avance. Fascinado por la posibilidad, el mansa habría organizado una segunda expedición, esta vez encabezada por él mismo, con centenares de embarcaciones, sin regresar jamás.

La teoría popularizada interpreta este silencio histórico como evidencia de que llegó a América, probablemente a la región de Centroamérica o Sudamérica, para luego desaparecer de los registros.

Evidencias históricas y por qué no demuestran que llegara

  1. Fuente única y tardía: El único relato documentado proviene de Al-Umari, que escribió décadas después de los supuestos eventos, basándose en narraciones orales recogidas en El Cairo. No existen crónicas contemporáneas ni registros arqueológicos en África occidental o en América que respalden la llegada.
  2. Ausencia de hallazgos arqueológicos: No se han encontrado restos materiales (herramientas, cerámica, construcciones o artefactos metálicos) de procedencia mandinga o del África occidental precolombina en el continente americano. Las culturas precolombinas que habitaban las costas atlánticas de Sudamérica y Centroamérica no muestran evidencias de intercambio cultural con el África occidental anterior a 1492.
  3. Limitaciones tecnológicas: Aunque el Imperio de Malí dominaba técnicas avanzadas de navegación fluvial y fluvial-marítima en el río Níger y en la costa atlántica africana, no existen pruebas de que sus embarcaciones —generalmente canoas de gran tamaño y embarcaciones de madera ligera— hubiesen sido diseñadas para cruzar el Atlántico abierto, una travesía extremadamente peligrosa incluso para navíos europeos del siglo XV.
  4. Corrientes oceánicas y probabilidad de éxito: Si bien las corrientes del Atlántico pueden, en teoría, llevar embarcaciones desde África occidental hasta Brasil, ello no implica que una expedición organizada sin la tecnología y provisiones adecuadas pudiera completarla y establecer contacto sostenible.
  5. Silencio en fuentes americanas: Ninguna crónica indígena, mito precolombino o registro arqueológico conocido menciona la llegada de un pueblo africano a sus costas antes de la llegada de los europeos.

Narrativas modernas y construcción de héroes históricos

En el contexto cultural actual, marcado por el auge de corrientes denominadas como “woke” en sus expresiones más militantes, existe un esfuerzo por visibilizar figuras históricas negras en ámbitos donde tradicionalmente se ha puesto el foco en personajes blancos. Este objetivo —positivo cuando se basa en evidencia— se ve distorsionado cuando se recurre a medias verdades, interpretaciones forzadas o directamente invenciones históricas para insertar a personajes en logros que no pueden demostrarse.

En la industria cinematográfica y en ciertos discursos académicos de baja rigurosidad, esta narrativa ha llevado a la idealización de figuras como Abubakari II como precursores de los viajes oceánicos, pese a la ausencia de pruebas. Aunque visibilizar la historia africana y a sus protagonistas es un objetivo legítimo, la historia como disciplina exige diferenciar entre lo que pudo ser, lo que es posible y lo que está probado.

Conclusión: la importancia de la evidencia sobre el deseo narrativo

La historia de Abubakari II y su supuesto viaje a América es, en el mejor de los casos, una leyenda fascinante que ilustra la curiosidad y ambición de las culturas africanas medievales. Sin embargo, no hay pruebas arqueológicas, documentales ni antropológicas que respalden la llegada a América. Atribuirle este logro sin evidencia suficiente no solo distorsiona la historia, sino que debilita el objetivo legítimo de reconocer y celebrar aportes africanos reales y documentados a la historia global.

En tiempos donde las narrativas identitarias buscan equilibrar el peso de la representación, la historia tiene la responsabilidad de sostenerse en la evidencia, no en el deseo. Las leyendas deben ser presentadas como tales, y los héroes, sean negros o blancos, deben construirse sobre la base de hechos comprobados, no sobre ficciones reconfortantes.


Miguel Ángel Urbaez Niño
Miguel Ángel Urbaez Niño
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