Venezolana de 22 años condenada a 15 años de prisión por un video generado con inteligencia artificial
Randal Glendysmar Telles Peña, una joven venezolana de 22 años, fue sentenciada a 15 años de cárcel por el supuesto delito de incitación al odio, tras la difusión de un video en TikTok en el que se emitían comentarios críticos sobre Nicolás Maduro y Diosdado Cabello.
Según informó el medio local Noticias de Barinas, el video fue creado mediante inteligencia artificial, utilizando una fotografía tipo selfie de la joven junto con un audio manipulado que la hacía parecer autora de las declaraciones.
Denuncia anónima y detención
La familia de Randal sostiene que ella no tuvo ninguna relación con la publicación ni con la producción del video.
“Mi hija está presa injustamente y su estado emocional empeora cada día. Le pido al fiscal Tarek William Saab que revise el caso y se haga justicia”, declaró su madre, Gladys Peña.
La mujer explicó que alguien habría tomado una imagen de su hija, la combinó con un audio ofensivo hacia el gobierno y, posteriormente, una persona anónima presentó una denuncia ante la Fiscalía.
Randal fue detenida el 22 de octubre de 2024 en su lugar de trabajo, en medio de la represión posterior al proceso electoral de ese año. Casi un año después, el 14 de octubre de 2025, el Circuito Judicial Penal del estado Barinas dictó la sentencia condenatoria.
“Siento que se me acabó la vida”
La joven permanece recluida en el Comando 331 de Ciudad Tavacare, donde recibió la noticia del fallo. Desde allí escribió una carta dirigida a sus padres, en la que expresa su desesperación y tristeza:
“Solo siento deseos de desaparecer. Siento que se me acabó la vida, mis sueños y mis metas. Solo puedo sentir dolor, impotencia y tristeza por mí y por mi familia.”
Randal también confesó haber mantenido la esperanza de ser liberada tras once meses de detención preventiva, pero la sentencia destruyó esa ilusión.
“Pido a Dios que me lleve rápido. Esto es injusto, esto no es vida. Quiero mi libertad, quiero volver a mi hogar y abrazar a mis padres”, escribió en su carta.
El caso ha despertado gran preocupación entre organizaciones de derechos humanos, que advierten que la manipulación de contenido digital y su uso como prueba judicial abre un precedente alarmante en un país donde la justicia es usada como instrumento de represión.







