El Tribunal de Maturín halló culpable a Merlys Oropeza de incitación al odio por un estado publicado el 9 de agosto de 2024, tras las controvertidas elecciones presidenciales.
Merlys Oropeza, detenida el 9 de agosto de 2024 tras publicar un comentario crítico en sus estados de WhatsApp contra una representante de los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP) de su comunidad, fue sentenciada el pasado 18 de junio a diez años de prisión.
La decisión judicial, considerada excesiva y arbitraria, ha desatado una fuerte polémica entre organizaciones defensoras de derechos humanos y sectores de la oposición.
El Tribunal Tercero de Juicio de Maturín declaró a Oropeza culpable del delito de incitación al odio por el mensaje publicado el mismo día de su detención, poco después de las cuestionadas elecciones presidenciales.
“Qué triste ver personas que prefieren la bolsa de gorgojos a un futuro para sus hijos”, escribió la joven, en clara referencia a los CLAP.
La defensa denunció que la condena se dictó sin pruebas contundentes, asegurando que el mensaje no mencionaba nombres ni contenía amenazas directas. Según el periodista Norbei Marín, el proceso judicial presentó múltiples irregularidades y vulneraciones al debido proceso.
Los abogados de Oropeza han solicitado una revisión inmediata del fallo, argumentando que la sentencia carece de fundamentos legales y que responde a motivaciones políticas.
Diversos organismos y ONG calificaron el castigo como “desproporcionado” y “violatorio de la libertad de expresión”, mientras que voces de la oposición advierten que el caso refleja el creciente riesgo que enfrentan los ciudadanos al expresar opiniones críticas en el país.
La carta de Merlys Oropeza a sus padres desde prisión
Desde el centro penitenciario donde cumple condena, Merlys escribió una carta que ha conmovido a la opinión pública. En ella expresa su angustia, culpa y desesperanza por la situación que atraviesa.
“Siento que soy un peso para mi familia”, escribió, reconociendo el dolor que ha causado a sus padres y el impacto emocional de su encierro.
Con tono profundamente melancólico, Oropeza relató sentirse atrapada no solo entre muros, sino también en su propio sufrimiento:
“Con mucha nostalgia y tristeza te escribo esta carta porque siento que todo lo que diga no alcanzará a reparar el daño que les he hecho pasar”.
En el texto, confiesa que su conciencia la atormenta y que constantemente imagina el rostro de sus padres:
“Me destroza saber que ustedes me dieron todo, que me amaron incluso cuando no lo merecía”.
Merlys asegura que ya no tiene fuerzas para seguir viviendo, pues siente que cada lágrima de sus padres también es parte de su condena:
“Cada día que estoy aquí ustedes también lo viven como una condena”.
En la parte final, les pide que no la visiten con tristeza y les ruega que no mantengan esperanzas que ella ya ha perdido:
“Solo quiero pedirles perdón… por haber arruinado mi vida y la de ustedes con ella”.
La carta concluye con una frase que refleja el extremo sufrimiento de la joven:
“Ya no sé si tenga fuerza para seguir respirando”.









